| Cuando baje del avión ya en Forks pude ver por fin el paisaje triste y desolado del que me habían hablado. No había duda, era todavía peor.
Al percibir el ambiente gélido y húmedo en mi piel acostumbrada al sol, no pude evitar estremecerme. Me resultaba imposible creer que algo o alguien pudiera sobrevivir a condiciones tan extremas. Tal vez moriría pronto en aquel lugar de penumbra eterna.
Un auto patrulla capto pronto mi atención. Se trataba del tío Charlie quien me saludada con la mano desde adentro.
Unas gotas de lluvia seguidas de un fuertísimo trueno me hicieron apresurar. Charlie salió del auto y me ayudo a subir mis maletas.
El aire frio me torturaba, el abrigo que tenia puesto no era suficiente. Toda la ropa que había traído no serviría aquí.
- Has crecido mucho Demi – dijo cuando por fin estuvimos al abrigo del motor encendido
- Tú no has cambiado nada… mírate! Sigues igual de joven – trate de animarle al recordar que era de esas personas que tienen el inexplicable gusto de estar tristes.
- Isabella se va a alegrar mucho cuando te vea, todavía se está acostumbrando a Forks, y eso que llego hace ya tres meses.
Pobre. Seguro ella también extrañaba el sol. Un momento!
- Isabella no sabe que voy a estar con ustedes???- pregunte aterrada. A Bella no le gustan las sorpresas, las aborrece con toda el alma.
- Bueno, no tuve tiempo de decírselo- admitió consciente de mi horror.
Preocupada recline la cabeza hacia atrás y mire por la ventanilla. No sabía lo que me esperaba, pero al ver llorar al cielo sobre la tierra verdosa, tuve un mal presentimiento.
La casa era aun más pequeña de lo que recordaba. Me pregunte si acaso era obra de la humedad.
-Luego subimos tus maletas Demi, vamos por un chocolate caliente- me invito con amabilidad.
Bueno, no era tan malo. Era más espacioso de lo que parecía por fuera. La primera planta estaba conformada por cuatro piezas: una sala comedor, una cocina, un cuarto de lavandería y un baño.
- Quieres ver tu habitación?- pregunto con entusiasmo –la decore yo mismo.
- Claro! - Que podía saber un hombre como Charlie sobre implementar y decorar el cuarto de una chica?
Lo seguí escaleras arriba, aliviada de saber que no compartiría una habitación con mi prima.
En efecto, mi habitación era como un cuarto de hospital.
- Voy a traer tus maletas antes de que llueva más fuerte
- Mhhmm
Trate de no aparentar desencanto, cuando salió corrí hacia la ventana, con la esperanza de ver algún cambio favorable en el clima. Nada, el cielo ennegrecía aun más.
Abajo Charlie se apresuraba con mis maletas, antes de que el cielo retomara su llanto.
- Esta era la última cariño- dijo agotado poniendo mi maleta más pequeña encima de la cama – si que estaban pesadas! Bien, yo me tengo que ir a la estación, Bella no tardara más de una hora en llegar, así que…
- Voy a estar bien, tío. Puedes irte, yo tengo mucho de desempacar.
- Ok. Emmm adiós.
Me tumbe en la cama un largo rato después que se hubiera ido.
Cuando abrí los ojos era casi de noche… y seguía lloviendo. Se oían voces desde abajo.
Entreabrí la puerta de mi habitación. La discusión que tenían Charlie y Bella se oía fuerte y claro.
- Porque no me preguntaste primero papá? Yo también vivo aquí!!! Tu y yo somos una familia, ella es una completa extraña para mí!!!- increpaba Bella
El enojo era evidente en su voz. No me quería allí. Genial, ni siquiera me había visto y ya habíamos empezado mal.
- Demi es tu prima, y necesita de nosotros- se excusaba Charlie
- Ella tiene a su padres! No es posible que creas poder hacerte cargo de dos chicas papá!
- Es solo por un tiempo Bella- Charlie hablaba ahora con más firmeza –sus padres dicen que le hará bien tener más responsabilidades, aquí podrá ayudarte con los quehaceres!
- Y tenían que escoger nuestra casa de entre todos los lugares del planeta para mandarla a ser responsable?- había mucha verdad en eso –tú crees que Barbie California va a ser feliz en Forks?
No quise oír más. Jamás me había sentido más rechazada en toda mi vida.
El celular sonó con el timbre de mamá. Me seque las lagrimas con la manga de la camiseta y contesté
- Hola mami- dije con un hilo de voz
- Princesa! Como estas? No debería decir esto tan pronto, pero ya te extraño un montonón
- Y yo a ti- asegure con toda sinceridad – sigues enojada conmigo?
- Como podría mi amor? Te quiero demasiado para poder estarlo
Sonreí tristemente
- Y como va todo por allá?
- Pésimo. Isabella no me quiere aquí
- Dale tiempo hija, esa niña tiene el carácter de su padre, le cuesta acostumbrase a los cambios.
- No sé, estoy asustada
- Ya verá que todo mejorará mañana, es tu primer día en tu nueva escuela!
Cierto. Ya me habían matriculado en la insignificante secundaria de Forks, donde solo habían trescientos cincuenta y ocho estudiantes, ahora trescientos cincuenta y nueve.
Mamá me ofreció depositarme más dinero a modo de compensación para que pudiera vestirme, ya que no traía ropa de mucho abrigo. Se lo agradecí, aunque hubiera preferido mil veces regresarme a casa ya mismo.
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